Después de aquel largo abrazo, nos
dimos las buenas noches, y nos fuimos a dormir. Estaba nerviosa; no podía dormir;
así que bajé abajo a beber un vaso de leche para que me entrara el sueño. Solo
pensaba en lo que estaba ocurriendo, sin darme cuenta de cómo sería mi vida sin
él. ¿Quien me alegraría las mañanas ahora? Nada tenía sentido. Haber estado con
ellos todo este tiempo, y ahora, sin más, que se fueran. Lo aceptaba, porque
era su carrera, su sueño, su felicidad. Y todo ocurre por alguna razón; por un
camino, unos son felices, y por otro, los demás tienen que joderse. Pero así
era la vida.
Me acerqué a la entrada, con una
nostálgica sonrisa; podía vernos entrar a todos por esa puerta hace más de un
año. Habíamos vivido tantos, tantos momentos...Casi podría acordarme de todos. La
fiesta en la piscina, el restaurante, mi cumpleaños, el hotel...Tenía tantos
recuerdos de esos días en los que fui feliz. Todo se había vuelto raro, ahora
solo quería un final feliz. Volví arriba a la habitación, y observé a Álvaro dormido.
Me acerqué a la ventana; me acordé cuando nos poníamos a hablar frente a la
luna y las estrellas...Me senté en la cama, y en seguida me entró el sueño. Solo
faltaban dos días para que se fueran, y había que aprovecharlos al máximo.
Desperté al día siguiente por la mañana, con apenas ganas de levantarme, pero
Álvaro me arrastró hasta el comedor.
-¿Qué tenéis planeado hacer hoy? –
Nos preguntó Dani sonriendo.
- Depende de lo que os apetezca,
¿Qué tal si vamos al centro? Compramos algún recuerdo, hacemos algunas fotos, y
eso. – Propuso Carmen.
- Estaría bien, pero lo dices como
si fuera el último día que nos veremos...
- Quien sabe, las cosas no siempre
son como esperamos.
- Está bien, iremos al centro, me
han comentado que han puesto una pista de patinaje sobre hielo, ahora que hace
frío, estaría guay ir.
- Iremos. – Concluyó Carlos. -
¿Tenéis idea de si venden chocolate caliente por ahí? (risas)
- Si, posiblemente. – Dije. - Me
visto y nos vamos.
- ¡Genial! – Saltó Álvaro.
- Chicos, estáis muy callados. –
Dijo Laura mirando a David y a Blas.
- Si...es que se nos hace muy raro
que nos vayamos a Latinoamérica...Ya sabeis. – Dijo Blas emocionado. David
admitió con la cabeza.
Un rato después, salimos de casa
para el coche.
-¿Dónde vamos? – Preguntó David.
- Al centro, y a desayunar chocolate
desecho por ahí. – Recordó Dani con una sonrisa irónica.
Llegamos al centro 20 minutos
después. Teníamos mucho que hacer, así que no nos distrajimos mucho.
- ¡Yo voto por ir a esa cafetería! –
Propuso Carlos. Fuimos para allá, cogimos mesa, y pedimos el desayuno. Carlos
tenía su chocolate, y los demás un café con pastas.
-¿Satisfecho? – Le preguntó Blas a
Carlos. Él asintió con la cabeza.
Al terminar, nos dirigimos a la plaza,
donde supuestamente, estaba la pista de hielo montada.
-¡Mirad! – Se sorprendió Laura. –
¿Vamos a pedir número?
Fuimos donde la pista, entramos, y
nos dieron un papel con la sesión y la hora en que nos tocaría patinar. Fuimos
a buscar los patines de nuestras tallas, nos los pusimos, y esperamos sentados
a que nos tocara. El altavoz informó que tocaba la sesión 15, la nuestra, y
entramos en la sala de hielo. Hacía bastante frío, a pesar de que llevábamos
guantes, gorro y chaquetas. Me recordó a aquella vez que fui con mi prima a
patinar en una parecida en Barcelona. Cuantos recuerdos. Álvaro me dio la mano,
para no caerme, y empezamos a patinar. Me daba miedo caerme, ya que si te
pisaban con los patines, se te cortaba el dedo. Avanzamos hacía adelante, y
tuvimos que frenar de golpe. Me soltó, y fui patinando por mi cuenta. Vi a la
otra punta de la pista a Carlos y a David cogidos del brazo, con cara de
asustados. Me reí, y fui para allá. Carmen y Dani patinaban por su cuenta, y
Laura y Blas estaban hablando mientras se aguantaban en los patines de hielo
por los pelos. Todo estaba saliendo perfecto, hasta que me giré, y vi a Álvaro
en el suelo. Fui hasta él para levantarlo.
-¿Qué te ha pasado?
-Ahh, me duele la mano...- Dijo
haciendo un gesto de dolor.
-¿Como? Déjame ver tu mano.
-Creo que al caerme alguien me ha
pisado la mano. – Le miré asustada. Le quité el guante, y sus dedos estaban
perfectamente.
-Muy gracioso. – Dije con ironía.
–Anda que, me has asustado.
-Que tonta...Me cogió y me empujó.
-¡Para! Me vas a tirar al final. –
Le dije riéndome. Entonces empezó a perseguirme, mientras patinábamos sobre el
hielo con cuidado. Miré atrás, y me choqué contra David, me puse detrás de él y
Carlos, y Álvaro vino tan rápido que nos tiró a los tres al suelo.
-¡Eres un cabrón! – Bromeó Carlos
mientras le chillaba. Estábamos todos riendo, y la gente nos miraba como a
locos. Cogí a David, y nos fuimos patinando para el fondo, nos giramos y les
sacamos la lengua para burlarnos.
-Bueno, ¿que tal te esta yendo el
día? – Me preguntó.
-Genial, de momento. No se que haría
sin vosotros, la verdad. – Respondí. ¿Cuándo os iréis?
-No hace falta pensar en eso ahora,
tu solo, disfruta, y no pienses en lo que vendrá. – Me sonrío, y seguimos
patinando un rato más.
-Bonito gorro. – Dije riéndome
mientras lo señalaba.
-No te metas con Bob Esponja eh. –
Bromeó.
De repente apareció Laura por
detrás, mientras me empujaba. Se río. Entonces, todos se pusieron alrededor
nuestro, y fuimos patinando y haciendo tonterías. Carmen sacó la cámara, y nos
sacamos una foto todos juntos. Fue un momento inolvidable. El turno se nos
pasó, aunque estuvimos patinando más de media hora. Salimos a pagar, dejamos
los patines y salimos a la calle. Nos dirigimos a las calles, donde estaban las
tiendas y paradas.
-¡Mirad eso! ¡Somos nosotros! –
Gritó Dani emocionado. Era su reedición del CD Anti-Heroes, que estaba en el
escaparate de una tienda de música, junto con grandes artistas. Entramos a
mirar, y compramos algunas cosas, ya que había rebajados muchos de los precios.
Estaba buscando en un estante, cuando de repente vi uno de los CDs de Avril
Lavigne que me faltaba. Era el nuevo, y decidí comprarlo. Salimos de la tienda
con unas cuantas bolsas, con cds, películas, videojuegos y libros, algunos para
regalarlos a la familia. Al salir de la tienda, fuimos siguiendo las calles,
que estaban llenas de paraditas de ropa, accesorios, joyas...Nos paramos a
mirar algunas, mientras tonteábamos con las gafas que encontramos.
-¡Que chulas! – Bromeó Carlos. Tenían
forma de corazón, y le hice una foto con ellas puestas. Que risas nos echamos
al verla. Más adelante, había una parada de pulseras. Algunas tenían nombres, y
compramos cada una con el nombre de cada uno. Estuvimos paseando más rato,
cuando vimos una parada de tirar dardos en los que ganabas regalos. Como no,
Dani y Carlos quisieron jugar, para ver quien ganaba y se quedaba con el
peluche de oso.
-¡Mirad! Es la gemela de serpiente
Loquis! – Chilló Carlos emocionado. Iba a conseguirla si o si, con que iba a
ganar a Dani.
Carlos salió con la serpiente en las
manos, y Dani con su peluche azul. Al final los dos lo habían conseguido.
La siguiente tienda, era de gorros,
sombreros, folares y pañuelos, guantes, y cosas del invierno. Carlos se
entusiasmó, y se probó 3 o 4 sombreros y 2 gorros. Blas unos guantes blancos,
David unas orejeras, Dani una gorra de lana, y nosotras unos folares y gorros.
Nos hicimos más fotos con todo lo que encontramos, y nos lo compramos.
Decidimos entrar a comer algo a un
restaurante, por lo cual al salir estábamos llenos, y no hicimos gran cosa. Nos
quedamos sentados en un banco hablando.
Faltaban tan solo 5 horas para el
último concierto que iban a dar aquí, en España, y tenía que ser alucinante. Lo
peor iba a ser la despedida. Pero ahora había que pensar en aprovecharlo al
máximo y divertirse, porque algunas cosas, solo pasan una vez.
-¿Qué haremos ahora? Nos quedan aún
unas 5 horas para la prueba de sonidos. – Comentó Dani.
-No se me ocurre nada. – Respondió
David.
-Podríamos...no sé. – Dije.
-Podríamos ir al centro comercial a
comprar ropa para esta noche, tiene que ser la más especial. – Dijo David.
Todos asentimos, y fuimos hacía allí. Fuimos cada uno a su sección, y decidimos
encontrarnos en los probadores en un cuarto de hora. Yo me fui con Laura a la
planta de jóvenes, y Carmen vino con nosotras. Los chicos hicieron igual pero
en la de hombres.
-Mira que vestido tan...bonito. –
Dije a Laura señalando un horrible vestido.
-¿Sarcasmo no? – Dijo riéndose. Yo
asentí. No veía nada interesante, todo era bastante aburrido.
-¿Has encontrado algo Carmen?
-Pues esta camiseta, pero no sé con
que ponérmela.
-Busca unos pantalones, o...
-Vale, seguiré en ello. – Se río.
Entonces, vi un vestido al otro lado
de donde estaba. Era negro, no muy largo y el ‘cuello’
del vestido era en forma de corazón. Lo cogí para probármelo, y también vi unas
botas negras de cordones que habrían quedado bien.
-¿Ya estáis? – Preguntó Laura con su
vestido en la mano.
-Si. – Respondimos Carmen y yo con
lo nuestro.
-Vaya, creí que iba a ser la única
con vestido. – Dije.
-Yo he cogido uno para probármelo,
depende de cómo me quede. – Dijo también Carmen.
-Vamos a los probadores entonces. –
Dijo Laura. Fuimos hacía allí, y nos encontramos a los chicos entrando.
-Vaya vaya...- Le dijo Dani a
Carmen. – Seguro que te quedará bien. – Los dos sonrieron y entraron cada uno
en su probador.
-¿Con qué has optado por el negro
eh? El rojo te quedaría mejor. – Bromeó Álvaro.
-Si, y no, llamaría demasiado la
atención. – Contesté.
-Enséñamelo cuando te lo hayas
probado. – Suplicó.
-Entendido señor. – Bromeé.
Nos probamos las prendas, y salimos
a buscar opiniones.
-¿Qué tal me queda? – Preguntó
Laura. Todos la miramos extrañados, ya que nunca la habíamos visto con vestido.
-Genial. – Dijo David. Los demás
pensamos lo mismo, así que se lo quedó.
-María, parece que vayas a una
fiesta de graduación. – Dijo Blas riéndose. – Pero las botas te quedan
geniales.
-No, vamos, ¿en serio? Voy a
quitármelo. – Dije ridiculizándome.
-Quizás es que eres demasiado bonita
para él. Toma, he encontrado este que te quedará mejor. – Dijo Álvaro
mostrándome un vestido rojo.
-Creo que voy a pasar de los
vestidos. A un concierto se van con tejanos, camiseta y bambas. – Decidí.
-Entonces lo dejo yo también. – Dijo
Laura detrás de mí.
-Como queráis, pero vosotras sois
especiales, podéis llevar lo que queráis. – Dijo Dani.
-Creo que será mejor que vayamos
como ha dicho María. – Asintió Carmen también.
-Creo que me quedaré las botas. –
Dije dando algunas vueltas para verlas mejor.
-¿Qué decís de nuestros trajes? –
Dijeron.
-Estáis magníficos. – Dijo Laura
riéndose.
Volvimos en busca de algo normal,
por lo que cogimos unos pantalones ‘rotos’,
una sudadera y unas vans de colores fosforescentes, verdes, azules y amarillas.
Estábamos listas, y ellos también. Fuimos a pagar a caja, y salimos cargados
con las bolsas.
-Bueno...son las 5 chicas. – Comentó
Carlos.
-Quedan menos de 4 horas, ay. – Dijo
Carmen.
-Aún queda mucho por hacer... ¡las
fotos! – Exclamó Blas.
-¿No nos hemos sacado ya suficientes
en las tiendecillas? – Dijo Álvaro.
-Si, pero necesitamos una todos
juntos. – Recordó David.
-¿Quien nos la hará? – Preguntó
Laura.
-Pues...cualquiera que nos
encontremos por aquí. Vamos allí, se ven los árboles de fondo. – Propuso Álvaro
señalando un camino. Fuimos hacía allí, y como había más gente haciendo turismo
con cámaras, les dimos el móvil para que nos sacaran varias. Nos pusimos en
fila, unos arriba y unos abajo, agachados, haciendo tonterías, riendo...de
todos modos.
Finalmente me saqué una con Álvaro,
y con cada uno de ellos. Carmen hizo lo mismo, y Laura para tener el recuerdo. Finalmente,
nos devolvieron el móvil y miramos las fotos mientras nos reíamos. Sabía que
algún día las miraría, y lloraría en ve de reír. Recordaría todo, y lloraría.
El resto del tiempo lo pasamos en la
feria de al lado, ya que nos dimos cuenta de que había una. Había las típicas
atracciones como la noria, los coches de choque, los dardos y algo más.
Decidimos montar primero en los coches de choque, para divertirnos un rato. Nos
pusimos uno en cada uno, y empezamos la partida. Íbamos dando vueltas por la
pista, y chocándonos entre nosotros. La música que sonaba de fondo, no pude
creerlo cuando empezó a sonar. Era Complicated, la canción de Avril con la que
la había conocido y hecho fan con ella, la de los principios de los principios
de todo. No pude no emocionarme, y fue un momento de shok para mí. Seguimos
dando vueltas con los coches, mientras algunos de nosotros seguíamos cantando
la canción y haciendo gestos, como David y yo que nos la sabíamos. Me sentía
comprendida. Bajamos cuando pitó la alarma, y nos dirigimos a la noria. Por
suerte, cupimos todos juntos en el telecabina porque eran bastante espaciosos.
Hoy era un día en el que teníamos que hacerlo todo juntos, y sino, no lo
haríamos. Entramos y esperamos a que se llenara para que pudieran girarla. Un
rato después, empezó a levantarse, y vimos como todo se hacía más pequeño cada
vez. Nos reíamos de la pequeña gente, y de cómo estábamos tan enanitos desde
ahí y nos reímos todos. De repente, empezó a nevar. Todos nos sorprendimos
mientras veíamos la nieve cayendo sobre el vidrio, y seguimos observando el
paisaje. Por suerte, la nieve no era muy intensa, y no tapó ningún telecabina
ni tuvieron que parar las atracciones. La sesión finalizó, y fuimos a los
dardos a jugar algo.
-Vale, me apuesto a que Carlos no me
gana esta vez. – Acordó Dani.
-¿Estás seguro? – Le retó Carlos.
-¿Nos apostamos algo?
-Vale; si gano, esta noche tendrás
que desnudarte delante de los de prueba de sonido. – Retó Carlos, por lo que
todos nos reímos.
-Bien, si gano yo, irás a buscar a
Sara y despedirte de ella. – Dijo Dani. Todos nos quedamos algo rayados, pero
acordaron con el reto. Laura y yo propusimos haber quien ganaría, y Blas y
Carmen también, por lo que David y Álvaro fueron a comprar patatas fritas al
lado. Las batallas empezaron; Dani iba ganando una vez más, y Blas también.
Entre Laura y yo, llevábamos los mismos fallos. Entonces me entró la risa
tonta.
-Apuesto a que las dos perdemos,
entonces las dos nos debemos un guisante a cada una, ¿te parece? – Bromeó. Las
dos empezamos a reírnos, y acabamos perdiendo. Al menos nos dieron un erizo de
peluche de consolación. Aún nos reímos más después de ello.
-¿Qué tal vais? – Preguntamos a
Carmen y Blas.
-Creo que voy ganando. – Dijo Carmen
con risa maliciosa.
-¿Vosotros? – Creo que Carlos se
dejó ganar, porque él sabía que debía despedirse de Sara.
-Vaya, he perdido. – Dijo sin
emoción.
-Vamos allá, reto, envíale un
mensaje, dile que venga al concierto de despedida y luego habláis. Eso hizo.
Aunque ella no le contestó.
-Creo que es la hora...- Anunció
David con las patatas en la mano. Eran las 8 menos cuarto, y a las 8 y media
era la prueba de sonido. De camino al pabellón, nos comimos las patatas que
trajeron Álvaro y David, y hablamos del concierto.
-Que pena que hayas ganado Dani, me
habría gustado la cara que habría puesto Magí al verte desnudo en el escenario.
– Dijo Blas echándose a reír a carcajadas.
-Reconozco que era un buen reto. –
Dijo Dani también riéndose.
-Que buenas están estas patatas. –
Dijo Laura terminándose su ración, así que le robó unas dos más a David
mientras no miraba. Los demás nos reímos a escondidas. Así seguimos todo el
camino, hasta llegar. Nos abrieron, y pasamos a la gran sala de concierto. Nos
esperamos en el recinto que hay debajo del escenario, mientras les veíamos
ensayar. Era genial no escuchar ningún grito y poder oír sus voces. Carmen y yo
empezamos a cantar, y Laura se reía porque solo le sonaban algunas frases de
canciones de oírmelas escuchar y cantar. A las nueve acabaron el ensayo. Solo
faltaba media hora para que empezara el concierto, y ya estaba nerviosa. Hace
años yo estaba detrás de esas puertas, con demás auryners, nerviosísima por
entrar. Y ahora estaba dentro con ellos. Se fueron a cambiar con la ropa que
habíamos comprado, y nosotras también. Se hicieron las 9 y media, y nos pusimos
en primera fila como nos dijeron. La gente empezó a entrar, hasta que se iba
llenando cada vez más.